A lo largo de la historia de la humanidad, se ha podido observar como el grupo que tiene el poder coacciona al grupo «débil», lo despoja de todo posible derecho y lo convierte en un mero recurso para beneficio suyo.

Ocurrió por muchos años con la esclavitud, basada en el racismo; de igual forma, se pudo observar este mismo patrón durante el holocausto nazi y la santa inquisición.

Lo que en su momento fue aceptado, hoy es considerado un crimen de forma generalizada.

Debemos empezar a romper estos paradigmas actuales y aceptar el veganismo como medio para ser congruentes con nuestra búsqueda de justicia y paz.

 

¿Es posible ser 100% vegano?

Vivimos en un mundo especista, un mundo donde nosotros somos una minoría, somos los “radicales”, los “raros”, los “extremistas”.

Resulta casi utópico alcanzar ese grado de pureza vegana dada la sociedad actual en la que vivimos, con tantos productos y servicios manchados, incluso mínimamente, de sufrimiento animal. Sin embargo, esto no implica que debamos tener una actitud de todo o nada, “blanco o negro”.

Aun si con nuestra acción podemos cambiar (para bien) la vida de una sola persona (humana o no), entonces, ¿no valdría la pena hacer el esfuerzo?

La dificultad en el cambio varía en función al enfoque que se tenga: en uno mismo o en las víctimas.

 

Julio Venero

 

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